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jueves, 10 de enero de 2013

Las famosas huellas de dinosaurio de Lark Quarry podrían no ser de una estampida.

Las huellas de dinosaurios en Lark Quarry (Australia) famosas porque son miles y perduran desde hace unos 95 millones de años, podrían ser el rastro dejado en el lecho de un río cuando nadaban o lo cruzaban, una nueva tesis contraría a la teoría asumida de la estampida.

Este conjunto formado por unas 3300 icnitas, estaba hasta hace muy poco catalogado como el único vestigio conocido de una estampida de dinosaurios, producida a raíz de la súbita aparición de un carnívoro de la especie de los tiranosauridos cuando las presas bebían agua.

Pero ahora el paleontólogo Anthony Romilio, quien prepara un doctorado en la Universidad de Queensland (Australia), rebate la teoría anterior, con una investigación que asume que el conjunto de icnitas son el rastro dejado en el lecho de un antiguo río por diferentes dinosaurios durante varios días o semanas.

Las impresiones de los ejemplares nadadores corresponderían a dinosaurios ornitópodos, una especie bípeda y herbívora de pequeño tamaño, parecido al de una gallina común, y con patas similares a las de las aves. Además, se localizaron otras huellas que señalan que especímenes de mayor tamaño vadearon el cauce.

Para el científico, muchas de estas huellas son marcas como rasguños casi verticales y profundos que apuntan hacia que estos animales nadaban y se impulsaban con el movimiento de sus patas sobre el agua.

Algunas de las marcas dejadas por estos pequeños dinosaurios indican que la profundidad del río oscilaba entre los 14 y 40 centímetros, y según el investigador la distancia que hay entre cada huella refleja que los animales se desplazaban río abajo, aparentemente siguiendo la corriente.

Investigaciones previas defendían que dos clases de dinosaurios poblaron Lark Quarry: una de dedos largos ("Skartopus") y otra de dedos cortos ("Wintonopus").

El estudio de Romilio, publicado este mes en Journal of Vertebrate Paleontology , rebate la teoría que hasta ahora prevalece y que vinculaba las huellas a un momento de pánico de una manada de dinosaurios desatado por la presencia de un gran depredador, una historia que ha contribuido al desarrollo turístico de esa zona de Queensland. Romilio apunta que la impresión del enorme dinosaurio depredador que causo la supuesta estampida pertenece en realidad a un ejemplar herbívoro.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Probablemente el trabajo de Ezquerra et al de Enciso (Geology vol 35, nº 6) sobre huellas de dinosaurios nadadores, haya servido para replantearse la interpretación de esta yacimiento.
Carlos Sabando